Los que me conocen saben que siempre tengo una cámara de video o de fotos (o ambas) en mis manos... Que me gusta guardar el recuerdo de cada momento y en la mayoría de las reuniones de amigos, terminamos viendo aquellas imágenes de tiempos remotos con mucha nostalgia.
Hace algunos años, Luis Felipe y yo comenzamos la "tradición siciliana" de tomarle fotos a los Sobrinos para su Primera Comunión... Sesión que normalmente comienza con un par de lagrimitas cuando vemos a esos queridos niños (y no tan niños) con su traje y su sonrisa emocionada...
En cada oportunidad no podía dejar de pensar en el día que le tocara a mis Hijas.... Cómo serán esas fotos? Qué podemos hacer?...
Pués bien, ese día ha llegado... Con tan solo una semanita para recibir a Dios, este fin de semana se convertirá en realidad ese sueño: le vamos a tomar las fotos a las Moro...
Y aunque suene algo de rutina, el evento tiene un significado más allá del lente, la sonrisa y la luz... Significa este momento que mis Princesas Mágicas están creciendo y que pronto (más de lo que quisiera) se van a convertir en unas Señoritas como Dios manda...
Mis Chiquitas (que ya no lo son tanto) van a recibir a Cristo en cuerpo y alma y ya nos estamos preparando, pañuelo en mano, para ese día... La emoción que sienten no es normal, la felicidad hace que se rían solas y los nervios, aunque no los confiensan, están a flor de piel...
Llegó el día de la foto, de nuestra foto de Comunión...
Gracias Dios, por permitirme ser la mamá en esta oportunidad...
Las Amo, mis Moro!!!